Y aunque suene a un cuento de hadas, es ya una realidad. Son las cinco de la tarde en Nueva York y el ajetreo de la ciudad trae de cabeza a Isabel Ortega. Un sumiso al que llamaremos Philip con el fin de preservar su anonimato. Entre inversión e inversión, Philip tiene las contraseñas de sus tarjetas a mano para satisfacer los deseos de Isabel. Isabel quiere disponer de 3. Un placer adulto que debe ser saciado. Podría ser una historia inventada, pero es una de las tantas anécdotas de Isabel, la persona que nos introduce en los entresijos del findom.
Resulta comprensible que al conocer a algún que nos interesa tendamos a sublimar nuestras virtudes y disimular nuestros defectos. Lillian Glass, experta en comunicación y lenguaje corporal, publicó el libro 'Hombres tóxicos' con el propósito de acusar a las mujeres a descubrir cuanto antes lo que puede ocultarse tras un discurso cautivador. Su pareja se convierte así en una madre que, en unos casos, debe consolarle y, en otros, debe facilitarle lo que él no puede conseguir por sí mismo. El controlador. Nada puede dar con su pareja sin que él lo sepa y de su aceptación.