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Discreción

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Crisis mujer soltera 235053

Ay, la pareja. Si hay un lugar donde nos sentimos dichosos e infelices a partes iguales, ese suele ser el de la pareja, fuente de felicidad y fuente de sufrimientos. Porque si algo tiene la pareja es que es un espejo en el que nos miramos todos los días y que nos devuelve lo mejor y lo peor nuestro. Uno de los grandes déficits que solemos tener a la hora de estar en pareja es el de no sentir su apoyo. El otro día me lo comentaba una clienta de coaching quien me decía que sentía que ella tenía que tirar para delante con todo lo de la casa, con su trabajo y con los buenos hijos. Sentía que no podía apoyarse en su pareja y que la responsabilidad de todo caía en ella, lo que en este momento le abrumaba e incluso le llevaba a plantearse salir de esta relación. Trabajar desde lo que nos sucede a nosotras, punto de partida En ese caso, le propuse trabajar con aquello que le estaba sucediendo a ella.

A estas preguntas no les vale cualquier respuesta para salir del paso, no les vale el silencio, no les sienta bien que las ignoren. Llegados a este punto, aunque los caminos, las historias y la situaciones sean distintas, en todos los casos hay varios elementos que son comunes: Perdida del sentido vital, lo que produce desorientación. Dudas sobre la propia filiación que pueden afectar a nuestra autoestima. Miedo al cambio, a lo nuevo. Sensación de haber perdido o sacrificado parte de tu vida en poco que no te ha llevado a donde querías. Todas estas preguntas son fruto de la conocida crisis de la mediana edad.

Lo que también es indiscutible es que las mujeres entre 40 y 50 años hoy en día nada tienen que ver con las mujeres de esa misma edad, pero de hace Antes, debido a nuestra acción solitarias como amas de casa, dedicadas a los hijos y a los maridos, con una vida que se limitaba a la casa, a anatomía cuidadoras de los mayores, los colegios, hacer disfraces y quedar para beber ese café con amigas, a muchas las empobrecía cognitivamente. No había el deseo de emprender, de ascender a nivel profesional, de desarrollarte ni empoderarte en el trabajo, no había yoga, pilates, ni gimnasio. No había la idea de quererte, respetarte, tener tu tiempo. Porque una esposa y una madre era una persona entrega a los suyos. Ella era invisible. Por cierto, animo a ver la campaña soyinvisible de malasmadres. Menos algunas privilegiadas, atrevidas, aquellas que apostaban por un sueño y que sus padres las impulsaban para que lo lograran, las mujeres de antes eran señoronas a la edad de

Lorena G. Maldonado lorenagm7 Antoni Bolinches es un auténtico veterano en esto del amor y de la sexualidad: nuestros temas predilectos, aunque nunca voceados. Fue uno de los introductores de la Psicología Humanista en España y es considerado a nivel internacional un importante innovador terapéutico. Viene dando guerra con un sinfín de obras convertidas en éxitos editoriales, como El cambio psicológico, Sexo sabio, Amor al segundo experimento o El secreto de la autoestima. Se refiere, muy especialmente, a ese grupo de mujeres de entre 40 y 60 años que poseen libertad económica, un alto grado de aplomo en sí mismas, atractivo, inteligencia y notoria madurez personal. Es un modelo social que fomenta las patologías personales.

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