Sin embargo, no puedo imaginarme qué significó ser invitado a actuar en el mismo lugar donde Richard Huelsenbeck, Tristan Tzara, Marcel Janco, Hans Arp y Sophie Taeuber-Arp se propusieron asumir la debacle del mundo en actos, palabras y guturaciones. Me asombra cómo, lo que ocurrió en un espacio tan insignificante y durante una corta temporada, tuvo enormes repercusiones, primero en la cultura europea y luego en el resto del mundo. Unos años antes, entrabajé por primera vez en el Cabaret Voltaire, cuando Adrian me invitó a revisar la obra de Hans Arp. El viaje empezó en el Kunsthaus Zürich, donde consultamos las revistas dadaístas de su biblioteca. Ese poder tuvieron el dadaísmo y el Cabaret Voltaire: hacer de casi nada algo sumamente potente, por eso considero relevante beber directamente de esa fuente. CM: Me asombra que, aunque tu investigación para Cabaret Voltaire tuviera su origen en el archivo, el resultado se aleje de recuperar materiales dadaístas originales.