El pensamiento de hacer lo que dice el hombre y pensar sólo en el él ha cambiado. Ahora es la mujer la que tiene el poder y la que tiene sus propias fantasías sexuales. Las mujeres también tienen las suyas, aunque no siempre lo expresen verbalmente. Afortunadamente esto ha cambiado y no sólo por el bien sexual de la mujer sino también del hombre. La mujer pide igualdad en todos los campos, y la carrera hacia esta igualdad también incluye al plano sexual. Otra fantasía habitual entre las mujeres es cierta sumisión o dominación. Es una fantasía que también tienen muchos hombres.
No es cierto. La realidad es que hombres y mujeres tienen las mismas necesidades de mantener relaciones sexuales, y las mismas ganas, pero sus ciclos funcionan de distinta manera. Algo que ha mantenido confundidos a los expertos durante mucho tiempo. La libido femenina aumenta con el tiempo y las mujeres alcanzan la madurez sexual hacia los 35 años, pero el ambición, no obstante, se ve afectado por la propia rutina de una relación amorosa.
El hecho de que su pareja demuestre atracción por su cuerpo o se sienta cómoda y querida suscita abundante interés. La clave para ello es la comunicación, por lo que la experta de Psytel aconseja que compartas con tu pareja tus fantasías y tus deseos y le pidas que haga lo mismo. Los besos de todo tipo son muy importantes para toda mujer, y especialmente durante las relaciones sexuales. A la hora de estimularlo manualmente, Silvia Sanz aconseja hacerlo con delicadeza. Algunas mujeres no toleran la estimulación directa a menos que se encuentren muy excitadas. Los juegos pre-coitales Los juegos pre-coitales son imprescindibles. La experta recomienda tomarse tiempo antiguamente de la penetración para estimular las diferentes zonas erógenas de la madama. El sexo oral El cunnilingus, una opción interesante. No a todas las mujeres les gusta el sexo bucal.
Por lo general, lo morboso se asocia a lo sexual. De ahí que se mencionen las miradas y las insinuaciones morbosas. Sin embargo, también es usual que se califiquen como morbosas otro tipo de conductas. Por antonomasia, cuando alguien quiere conocer en anécdota la vida personal o íntima de alguien. Por extensión, definimos como morbo todo aquello que nos remite a la enfermedad mental. Ahora biem, debemos tenerlo claro: no siempre es así. El morbo puede definirse como la necesidad de ver, sentir, oír, aromatizar o interactuar de alguna manera con lo que socialmente se cataloga como prohibido o proscrito. Se trata, en esencia, de una fuerza que nos impulsa a entrar en contacto con ello y a experimentar placer al hacerlo.