Veamos a continuación, qué es el morbo y por qué a la gente le gusta. En general, el adjetivo «morboso» o la palabra morbo se asocia al tema sexual, pero existen otros tipos de comportamiento que también pueden definir a alguien «morboso». Por otro lado, el morbo se podría definir como la necesidad de ver, oír, oír, oler o interactuar de alguna manera con lo que socialmente se categoriza como prohibido. Algo que produce placer por el simple hecho de tener esa relación con lo prohibido y de ahí, que guste tanto. Generalmente, lo que despierta el morbo es todo lo que encierra un misterio o enciende la idea de lo inescrutable. En condiciones normales, corresponde a todo aquello que no se suele vivir o que implica una ruptura con lo que se define como «normal». Cuando se relaciona específicamente con el sexo, tiene que ver con todos aquellos deseos sexuales que no solemos cumplir o que sencillamente nos erotizan.
Ves a hombres desnudos y te da flojerita. Le adelantas. A pesar de haber tenido oportunidades de mantener amistades sexuales con mujeres, simplemente no se te antojó. Esta situación le ha pasado a varias mujeres con las que hemos conversado. Esos grados de homosexualidad En nuestra investigación dimos con algo llamado «escala de Kinsey», creada por el biólogo Alfred Kinsey a finales de los años Esta establece siete diferentes grados de comportamientos sexuales. Cada ser humano puede ubicarse dentro de esta escala dependiendo de su historial sexual o de los episodios de su actividad sexual en un tiempo dado. Esta gradación en la orientación sexual, establece grados de bisexualidad y hasta una X, donde se ubican las personas asexuales.
Que algo no sea claro y exequible nos resulta a veces un acicate, sobre todo cuando se refiere al sexo El deseo es un auténtico cóctel químico. Para las mujeres, sin embargo, depende de las fluctuaciones hormonales. Ellas suelen sentir una mayor inclinación a buscar encuentros sexuales durante el periodo de ovulación o incluso durante la regla. Pero hay que reconocer que depende de cada mujer; si les preguntas directamente, cada una te puede dar una respuesta distinta. Acudir directamente a la caza de antedicho deseo nos puede llevar a no encontrarlo. Sin embargo, no todo es terreno baldío. El equivalente de Ashley Madison en el país transalpino realizó un estudio con una sorprendente muestra de diez millones de personas, baza hombres como mujeres. En conclusión, ellas tienden a optimizar los recursos de los que ya disponen variando el placer e incluyendo nuevos matices.
No es necesario ser sadomasoquista las venticuatro horas para disfrutar con un ósculo sexual que hace un poco de daño. A muchas les sucede como a Milagros, artista, que nos cuenta lo que siente al ser atada: da mucha sensación de control sobre el propio cuerpo, aunque sea la otra persona la que me tenga controlada. No quiero respeto ni amor, quiero lo mío Vamos a experimentar penetrar en tu mente como un ariete y poner todos tus prejuicios a cuatro patas. Juanjo, que trabaja en el sector de la impresión y tiene 35 años, no tiene problema en admitir que él es muy de gruñir, dominar y de roles, lo que me ha llevado a encontrarme en tres ocasiones con mujeres que no juegan, sino que tienen plenamente unidos los circuitos de placer y dolor y piden que se vaya a puntos a los que no quiero ir. Yo digo lo que me gusta y busco lo que les gusta a ellas, muy poco a poco. Que hagas algo solo para ti. Eso, creo, representa la sensación de que el macho las desea tanto que no puede resistir el deseo.