En efecto, vaya ascazo de día. Ni de coña respondí yo. Así que mejor voy a iniciar una serie sobre consejos a la hora de ligar. No es que yo sea una autoridad en la materia, aunque tampoco me puedo quejar, pero es que soy muy observadora y he conocido a todo tipo de tíos. Por eso me lo permito. Ahí vamos: — Por favor, por favor, por favor, cuida tu estética y aspecto físico. Con ello no quiero decir que vayas vestido como los modelos que aparecen en la revista Esquire. Pero entre ir hecho un dandy y parecer un andrajoso, hay un trecho.
Amor Pepe Barahona Suena el timbre en un piso escondido en el enmarañado barrio de Gracia de Barcelona. Tras la mirilla espera el cartero con un paquete pequeño y delgado en la mano. Pep, un tipo alto, joven, bien parecido y con barbilla de varios días, abre la batiente y recibe el sobre acolchado de color marrón. Tras dar el golpazo desprecinta con las manos el bulto y saca unas braguitas blancas de su interior. Las mira con detenimiento, se le ilumina la cara y se las lleva a la napias. Me basta con tocarlas, olerlas o rozarlas por mi sexo.
Salí a los 18 de casa de mis padres. Digo casa de mis padres porque nunca fue mi apartamento. Cuando era muy pequeña, calculo que tendría 6 o 7 años, me daban miedo las películas de terror, normal. Mi padre siempre decía que las películas de miedo le impresionaban, y siempre se ofrecía a acompañarme a dormir, para que no me asustara el mayor de mis terrores, la oscuridad.